“Una sola Tierra” fue el lema de la Conferencia de Estocolmo de 1972, en la cual se acordó el establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y marcó un punto de inflexión que llevó al desarrollo de políticas a favor de la naturaleza. En 1974 la Organización de las Naciones Unidas estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente. La ONU se marcó como objetivo principal de este día la sensibilización ambiental y, con el paso del tiempo, la conmemoración de este día se ha convertido en una plataforma mundial para la divulgación y concienciación sobre la protección de nuestro planeta.
La Tierra necesita ayuda. Los casquetes polares se están derritiendo. El nivel del mar sube cada año, al igual que la temperatura global. Las sequías cada vez son más largas y acusadas y la producción de alimentos cada vez es más difícil. Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. El grave problema de salud mundial desencadenado por el virus SARS-CoV-2 podría volver a repetirse pronto si seguimos destruyendo ecosistemas y no frenamos el cambio climático.
Cincuenta años después, cuando la triple crisis planetaria sigue poniendo en peligro a nuestro planeta —el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación y los residuos— el lema sigue siendo pertinente y destaca la necesidad de vivir de forma sostenible y transformar nuestros hábitos en otros estilos de vida más responsables y ecológicos.
Los ecosistemas son el sustento de la vida en la Tierra y su cuidado y protección repercute de forma directa en la salud del planeta y sus habitantes. Los próximos diez años serán clave para detener y revertir la degradación ambiental de los ecosistemas del mundo y mejorar nuestra calidad de vida. Ayudar a frenar el cambio climático y encaminar a la sociedad hacia un futuro más sostenible.
¿De qué manera la agricultura puede colaborar a frenar el cambio climático?
La agricultura, la silvicultura y la pesca son las actividades económicas que mayor presión ejercen sobre la biodiversidad en la tierra y en el mar. La deforestación, la concentración parcelaria y la consiguiente reducción de lindes y setos, junto con el drenaje de marismas para la explotación agrícola, reducen la superficie global disponible para la vida salvaje y fragmenta los hábitats naturales.
La producción agropecuaria tiene unos profundos efectos en el medio ambiente en conjunto. Son la principal fuente de contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas.
La contaminación de las aguas subterráneas por los productos y residuos agroquímicos es uno de los problemas más importantes. En casi todos los países desarrollados y, cada vez más, en muchos países en desarrollo. También son la mayor fuente antropogénica de gases responsables del efecto invernadero, metano y óxido nitroso, y contribuyen en gran medida a otros tipos de contaminación del aire y del agua.
Por tanto, la pérdida de biodiversidad no se limita a la fase de preparación de la tierra en el desarrollo agrícola, sino que continúa mucho después. La agricultura afecta también a la base de su propio futuro a través de la degradación de la tierra, la salinización, el exceso de extracción de agua y la reducción de la diversidad genética agropecuaria.
Si se utilizan más métodos de producción sostenible, la agricultura puede desempeñar una función importante en la inversión de estos efectos. Por ejemplo, almacenando carbono en los suelos, mejorando la filtración del agua y conservando los paisajes rurales y la biodiversidad.
Es una labor de todos el trabajar en proteger el medio ambiente y poder dejar un legado a nuestros hijos que no les suponga un daño irreparable en la salud humana, y el medio ambiente en general.
7 consejos para promover el cuidado al medio ambiente en tu propio cultivo
Mantener y mejorar la fertilidad natural del suelo
El suelo es el principal soporte de la actividad agraria y de su salud depende el buen desarrollo de nuestro cultivo. Es importante realizar analíticas para conocer su composición y estado y, así, actuar en consecuencia.
Aportar materia orgánica mediante abonos orgánicos, cubiertas vegetales y restos vegetales y mejorar su estructura mediante enmiendas orgánicas frena la erosión e incrementar la capacidad de retención de agua en el suelo, además de favorecer el desarrollo de la microbiología.
Fomentar la biodiversidad natural en el ecosistema
Tener un agroecosistema vivo es fundamental para incrementar la biodiversidad y obtener beneficios agronómicos y ambientales. Proporcionar alimento y cobijo a la fauna auxiliar (aves, insectos, etc.) nos ayuda a combatir de manera natural plagas y enfermedades. A través de setos, refugios, islas de biodiversidad o corredores verdes es posible recuperar o mantener especies autóctonas en las lindes de la finca, cursos de agua o en otras zonas del interior de esta.
Numerosos estudios muestran que la biodiversidad es esencial para garantizar la provisión de servicios ecosistémicos y para mantener una producción agrícola alta y estable. Un agricultor puede dejar de depender totalmente de los pesticidas para deshacerse de los insectos plaga si se utiliza el control biológico natural a través de una mayor biodiversidad agrícola y una buena planificación.
Reducir el consumo de agua
Hay que poner en marcha medidas para conseguir un uso sostenible del agua, optimizando el riego y adoptando medidas para evitar la contaminación hídrica. También se debe velar por la sostenibilidad en el uso del agua, analizando datos de cómo afectan las extracciones a la cuenca hidrológica y los acuíferos de la zona.
La intensificación de la agricultura y del uso de agua subterránea tiene consecuencias ambientales serias y muy perjudiciales para el medio ambiente y la biodiversidad:
- La salinización de suelos como consecuencia de un uso inadecuado del agua.
- La filtración a los acuíferos y la descarga a corrientes de agua de sustancias empleadas como fertilizantes y distintos tipos de pesticidas.
Reducir el uso de fitosanitarios y fertilizantes químicos
Los pesticidas y fertilizantes químicos pueden mejorar el rendimiento y la productividad de los cultivos, sin embargo, tienen un gran impacto sobre el medio ambiente y sobre la salud humana. Su uso desmedido deteriora el ambiente a medio y largo plazo, contaminando las aguas subterráneas, el suelo y su fertilidad, y dañando a organismos y microorganismos beneficiosos y esenciales para los hábitats naturales y los propios cultivos.
Entre las principales alternativas a los fertilizantes químicos se encuentran los biofertilizantes, enmiendas, abonos orgánicos y los productos bioestimulantes, orientados a incrementar la producción de los cultivos. También existen los biodefensivos, que fortalecen el metabolismo de las plantas para que sean más resistentes a condiciones climatológicas adversas o al ataque de las plagas. Además, las aplicaciones de biocontrol mediante las que los microrganismos evitan plagas, mejoran la efectividad y minimizan la resistencia de los cultivos, evitando el uso de insecticidas químicos.
Utilizar también estrategias de cultivo de la agricultura ecológica beneficia la fertilidad y sanidad de los cultivos. El aumento de la biodiversidad, rotaciones y asociaciones de cultivos no produce consecuencias negativas en el medio ambiente.
Optimizar la gestión de residuos
Es fundamental establecer la correcta gestión de los residuos (plásticos, envases, cartones, aceites…).
En el caso de disponer de naves de almacenaje o manipulación, o de viviendas para trabajadores, hay que asegurar la correcta gestión de las aguas residuales y de los residuos sólidos urbanos generados, de acuerdo con la normativa vigente.
Aumentar el uso de energías renovables
El uso energético en la agricultura es cada vez mayor; y con ello, la necesidad de combatir las amenazas que llegan con el cambio climático, como es la sequía o la falta de recursos y la desertificación. Esto ha obligado a muchos agricultores a tener que mirar hacia el futuro de la mano de las energías renovables y limpias.
La puesta en marcha de proyectos «agrovoltáicos» fomenta un uso eficiente del suelo, lo que se traduce en un mejor aprovechamiento de tierras que anteriormente no se utilizaban y que captan, de forma periódica, un suministro de energía limpia, renovable e ilimitada.
Esa obtención de energía limpia facilita que, además de ofrecer unas mejores condiciones para determinados cultivos, estos puedan desarrollarse en zonas semidesérticas donde apenas hay fauna o vegetación, por lo que la cantidad de tierras disponibles aumenta y es posible incrementar su rendimiento.
Gracias a los avances que ha experimentado el sector energético a lo largo de estos últimos años, las energías renovables ya son una realidad dentro de la agricultura. En la actualidad existen 250 proyectos agrícolas que incluyen energías limpias en su actividad. Este tipo de energía ya se aplica en bombeos, maquinarias, el calentamiento de invernaderos, el transporte de productos y material o la conservación de los alimentos.
Reducir, Reutilizar, Reciclar
Las tres “R” es un concepto que significa reducir, reutilizar y reciclar; principios claves para poder realizar la actividad agrícola sin impactar, de manera negativa, el medio ambiente.
Con relación a los desechos, la primera opción debe ser reducirlos, sustituyéndolos por productos y materiales orgánicos o evitando procesos que generen grandes cantidades de residuos.
Existen múltiples ideas de reciclaje y reutilización que podemos utilizar en nuestros huertos. Además de reducir nuestro consumo y ayudar al medio ambiente, estás actividades nos pueden suponer una ayuda a nuestros bolsillos y una buena experiencia a través de la cual desarrollar nuestra creatividad.
La fabricación de nuestro propio compost y la reutilización de los restos vegetales de cultivos anteriores destacan como medidas principales y muy beneficiosas acerca del manejo de cultivos.
Es conveniente planificar, analizar y estudiar qué clase de productos, insumos y materias se suelen manipular y utilizar, para luego definir cómo poder optimizarlas para reducir el impacto ambiental.
Referencias
Food and Agriculture Organization of the United Nations. (s.f.). Obtenido de Perspectivas para el medio ambiente: https://www.fao.org/3/y3557s/y3557s11.html
Fuentelsaz, F., Peiteado, C., Hernández , L., Hernández , E., Badillo, M. F., & Porcuna, J. L. (2014). Juntos por Doñana: Buenas prácticas agrícolas para la conservación de los recursos. Madrid: WWF/Adena.
Fundación AQUAE. (s.f.). Obtenido de Día Mundial del Medio Ambiente: solo tenemos un planeta que proteger: https://www.fundacionaquae.org/wiki/dia-mundial-medio-ambiente/
InfoAgro. (s.f.). Obtenido de Biofertilizantes reducen el uso de abonos químicos e incrementan la producción: https://www.infoagro.com/noticias/2015/biofertilizantes_reducen_el_uso_de_abonos_quimicos_e_incrementan_la_pr.asp
Liu, J. A. (1 de Febrero de 2021). Food Unfolded. Obtenido de AGRICULTURA ECOLÓGICA | ALTERNATIVAS A LOS PESTICIDAS: https://www.foodunfolded.com/es/articulo/agricultura-ecologica-alternativas-a-los-pesticidas
Novagric. (12 de Junio de 2017). Obtenido de https://www.novagric.com/es/blog/articulos/consejos-agricultura-sostenible-respetuosa-con-el-medio-ambiente
Pepe Energy. (09 de Marzo de 2021). Obtenido de ¿CÓMO SE COMBINAN LAS ENERGÍAS RENOVABLES CON LA AGRICULTURA?: https://www.pepeenergy.com/blog/como-se-combinan-las-energias-renovables-actividad-agricola/
Web Oficial de la Unión Europea. (s.f.). Obtenido de Una PAC ambientalmente sostenible: https://ec.europa.eu/info/food-farming-fisheries/sustainability/environmental-sustainability/cap-and-environment_es